jueves, 21 de marzo de 2013

ARTICULO ESCRITO POR HIPOLITO MEJIA

Chávez, Leonel y Danilo: 
Las caraotas, oportunidad de producción y exportación desperdiciada.
Por Hipólito Mejía 
Ex presidente de la República


En los ocho años de la pasada administración del PLD la República Dominicana logró enviar a Venezuela 57 mil quintales de habichuelas negras, o caraotas, como las llaman los venezolanos. 

En el gobierno del que fui secretario de Agricultura, con Antonio Guzmán de presidente, comenzamos a producir caraotas para exportar a Venezuela, mediante un acuerdo, y enviamos a ese país alrededor de 10 mil toneladas (220 mil quintales) cada año. 

Mientras ejercí de Secretario de Agricultura se sembraron 821 mil 548 tareas de frijoles negros, que produjeron 912 mil 146 quintales. Para esa siembra se distribuyeron 47 mil quintales de semillas de esta leguminosa.

Este logro es más significativos por el hecho de que lo obtuvimos partiendo prácticamente de cero, dado que la siembra de caraotas en el país era muy reducida hasta ese momento.

Estos resultados contrastan con los escasos 57 mil quintales que la administración de Leonel Fernández logró enviar a Venezuela, en los ocho años de su gobierno.

Es notable la falta de voluntad del gobierno para cumplir con este acuerdo. Fruto de esta negligencia gubernamental, a los agricultores sólo se les entregaron 4 mil 554 quintales para la siembra durante el período 2008-2011, según se registra en las memorias del Ministerio de Agricultura.

El Ministro de Agricultura dijo la semana pasada que importaría semillas de caraotas; es decir, que ni eso le dejaron en almacén. Sería conveniente que el Ministro dijera también qué encontró en esa dependencia e informara de la magnitud de los robos, las botellas y la mafia que autorizaba las importaciones y otros desafueros. ¡Señor Ministro: no se eche ese muerto encima! 

La exitosa producción de caraotas en la gestión del presidente Guzmán fue el resultado de un plan integrado por tres componentes fundamentales: 

Primero, un sistema de asistencia técnica denominado Capacitación y Visita, en el cual cada agricultor recibía la visita semanal de un técnico con recomendaciones específicas al estado del cultivo, elaboradas por especialistas, con lo que se garantizaba una buena productividad. 

Segundo, un sistema de apoyo compuesto por un parque de maquinarias que ofrecía preparación de la tierra en tiempo oportuno y gratis, material de siembra genéticamente mejorado y apoyo crediticio. 

Tercero, un sistema de comercialización con precios garantizados al productor y apoyo al manejo post-cosecha para asegurar la calidad del grano que se exportaba.

Dado que la producción del grano estaba localizada principalmente en las provincias de San Juan de la Maguana, Elías Piña, Azua, Barahona, Bahoruco y Pedernales, los embarques se realizaban por el puerto de Azua. Eso creaba un impacto adicional a la economía regional, que es parte del boroneo económico que produce toda inversión que se hace en la agricultura. 

Oportunidad perdida con el caso de las caraotas

Las habichuelas o caraotas son apenas un ejemplo de lo que pudo haber hecho el gobierno dominicano para devolver a Venezuela con productos agrícolas parte de la enorme deuda que hemos contraído con ellos por el petróleo que nos venden a través de Petrocaribe. 

Petrocaribe es un programa altamente beneficioso para nuestra gente, fruto de la visión y la solidaridad del fenecido presidente Hugo Chávez, con quien nuestro país siempre tendrá una deuda de gratitud. Al cerrar el año 2012 la deuda de la República Dominicana con Venezuela, por concepto de Petrocaribe, es de 3,039 millones de dólares, con pagos en el presente año que ascienden a 90 millones de dólares. 

A pesar de que existe la completa disposición de ese hermano país de recibir nuestro producto del campo como pago por dicha deuda, los gobiernos del PLD se han mostrado totalmente incapaces de impulsar una producción agropecuaria que pueda contribuir a paliar esta enorme deuda y consecuentemente ampliar los mercados a nuestros bienes agrícolas. 

Es una pena que las pocas exportaciones que se realizan hacia Venezuela sean las de alimentos para animales y pastas alimenticias, que como bien sabemos dependen de insumos importados. 

El gobierno de Danilo Medina está en un buen momento para convertir la deuda de Petrocaribe en una oportunidad para nuestros agricultores y nuestra agricultura. Lo que hace falta es la voluntad política para unir todas las piezas que se requieren para que la agricultura se convierta en uno de los principales pilares en que descanse el desarrollo del país. 

Pero es poco lo que hizo la pasada administración por el sector agropecuario, y sigue siendo poco lo que hace el gobierno de Danilo Medina por recuperar el campo y la producción para aumentar las exportaciones. 

Debemos entender que la capacidad competitiva de una nación y las oportunidades de los sectores productivos hoy día, es el resultado de políticas y decisiones a lo interno de los países. Las ventajas se crean invirtiendo en la educación, promoviendo la innovación tecnológica, eliminando las trabas burocráticas, construyendo infraestructura productiva y apoyando el acceso de nuestros productos a los mercados internacionales con información y logística de transporte. 

El sector rural y la agricultura dominicana estarían en una mejor posición en la actualidad si Leonel Fernández hubiese dedicado aunque fuera una parte de los recursos de Petrocaribe a desarrollar la agricultura de exportación.

Conquistar los consumidores internacionales requiere esfuerzo. Cuando tenemos una brecha de mercado tenemos que aprovecharla al máximo. Por eso, no se justifica la incapacidad demostrada por los gobiernos del PLD para sacar provecho al acuerdo de Petrocaribe y satisfacer el mercado cautivo que nos ofrece Venezuela, y usar los recursos financieros provenientes de ese convenio para impulsar la tecnificación de las zonas productoras del grano y otros renglones. 

En una declaración reciente, el representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el país, señaló que el futuro de la República Dominicana descansa en su agricultura. Para nosotros eso no es nuevo, más bien es la reiteración de una premisa que siempre hemos sostenido en nuestro ejercicio profesional y político. 

Danilo también ha dicho que la agricultura y el turismo son sus principales prioridades. Y qué bueno sería que pudiéramos suplir los alimentos que demanda el turismo. Ese sería un importante complemento a las exportaciones nacionales, para lo que se requiere que el gobierno ofrezca el apoyo e incentivos necesarios. 

Está demostrado que, para que la agricultura genere los beneficios económicos y sociales deseados, los productores requieren de un sistema de apoyo gubernamental que provea la asistencia técnica y financiera que les permita ser competitivos en los exigentes mercados internacionales y poder lidiar con los riesgos propios del clima y la naturaleza. 

El presidente Danilo Medina ha anunciado algunos “toquecitos” en el sector agropecuario, y reconozco que son un buen comienzo. Pero no nos hagamos ilusiones, el campo dominicano requiere una transformación profunda para que se pueda convertir en fuente de riqueza, creación de empleos y de lucha contra la pobreza.

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