lunes, 1 de marzo de 2010

¿Que Regalarle A Un Presidente?

La amistad es un regalo exquisito.
Hipólito Mejía, el ex presidente, es mi amigo, por lo tanto yo soy su amigo. Hoy quiero hablar de él y de mi amistad con él. Estas letras pudieran tener otros fines para algunos, diferentes a los míos; los míos son personales, pudieran tener fines políticos, bueno y qué, si es para ayudarle a él, ojala y lo tengan, porque yo considero que fue un buen presidente, humano, con valores éticos, y presto siempre a contribuir con los demás.

Ha creado una bella familia, con lazos fuertes de unidad que considero forman la base de su convicción humana, ética y social.

De igual modo, mantiene una relación increíble con la naturaleza; con lo verde, las plantas, los animales, los alimentos. El haberse pasado toda su vida produciendo, ayudando a producir, cultivando la tierra, lo aferran a la vida, a la protección del medio ambiente. Es un hombre que ama la naturaleza, la entiende, la protege de los depredadores, porque sabe que es la madre naturaleza la que le da al hombre todo cuanto necesita para sobrevivir. El pueblo llena sus necesidades con los recursos que le brinda la tierra, con el agua que proviene de los ríos. Es por eso que este hombre del campo ama la naturaleza tanto como ama la vida de todos, no solo la suya.

Su visión de igualdad lo acerca a todo el mundo, lo hace llano, simple, autentico, humilde. Así como bromeaba conmigo, lo hace con sus hijos, con limpiabotas, buhoneros, amas de casa, periodistas, etc.
Lo vi al inicio de su gestión en reuniones con su gabinete, lo vi mezclarse con la gente de todo tipo. Su ángel era y sigue siendo increíble. Bromea, hace chistes, habla con palabras del pueblo. Siempre el mismo. Nunca cambia. Su condición de presidente de la República no lo transformó, no se le subieron los humos a la cabeza. El mismo ser humano de siempre. Gracias a esa popularidad, al buen gobierno que desarrollaba, a su capacidad de conciliación, a su sentido gerencial, su partido ganó las elecciones de medio término de una manera aplastante, sin precedente, lo que le permitió controlar el Congreso y los Ayuntamientos. Su partido, el PRD, vivió sus mejores momentos.

Pero llegó la crisis, El colapso bancario. La quiebra fraudulenta bancaria. La crisis económica, que no fue responsabilidad del presidente, se llevó el sueño de progreso de muchos dominicanos. El país vivió momentos amargos. Solo un hombre de su entereza, de su fortaleza moral, de su compromiso con el país, pudo enfrentar los problemas sin que se le doblaran las piernas. No le faltó coraje. Hizo lo que tenía que hacer aunque pagara un alto precio político. El país estaba primero que su partido y que el propio gobierno. Si hoy hay bancos en nuestro país, si esos bancos hoy están bien sustentados, con altos beneficios, si el sistema bancario está sólido, se debe a las medidas que tomó valientemente el ex presidente Hipólito Mejía. La historia así tendrá que reconocerlo, si es justa, como debe serlo. Los ahorros de todos fueron salvados por el presidente. Todas esas decisiones fueron vitales para que el país continuara su camino.

La oposición aprovechó esto al máximo, lo que es normal, para hundirlo, y para destruir no solo su gestión, sino su persona, su intelecto, su familia. Quisieron matarlo políticamente.

Su partido, algunos de sus dirigentes, algunos de sus ministros con aspiraciones presidenciales, en vez de ayudarle, deciden unirse a la oposición para hundirlo, en un acto de traición imperdonable. Sin embargo, él no anida odios ni rencores contra nadie.

Lo que antes era gracioso, dejó de serlo. La prensa sacaba de contexto sus declaraciones. Hipólito cayó en desgracia. Su imagen se desplomó de la noche a la mañana. La crisis junto a un plan bien orquestado en su contra, le hicieron mucho daño a su imagen. Nadie salió a defender al presidente. Ni siquiera muchos de sus amigos. Muchos sentían vergüenza hasta de su militancia en el PRD.

Recuerdo una vez, le pregunte: Presidente, con esta situación que usted tiene, ¿por qué no deja la aspiración reeleccionista? Y él me dijo: Doctor, cuando introduje la reelección lo hice para protegerme, porque en este país el que no aspira a quedarse en el cargo no lo respetan, no lo siguen. Yo sabía que después del triunfo en las elecciones congresuales y municipales las ambiciones políticas de muchos de mis compañeros de partido y de funcionarios se incrementarían, que tratarían de aniquilarme. Por eso lo hice. No quería que me dejaran solo antes de tiempo, sin terminar el gobierno.

El tiempo ha pasado. El ex presidente ha dicho en varias ocasiones que fue un error la reelección. Ha pedido incluso disculpas al pueblo dominicano, lo que también es un hecho trascendental en un político dominicano. Ese es Hipólito, un hombre capaz de reconocer sus errores y pedir disculpas.

Muchas veces el presidente me dijo: “Tengo que hacer lo mejor para el país, no lo mejor para Hipólito”. No lo entendía bien, pero luego cuando vi los días pasar, fui comprendiendo muchas de sus ejecutorias desde el Palacio Nacional. Siempre estuvo acompañado de la mejor buena fe, siempre quiso hacerlo bien, quiso ser un buen presidente, hacer cosas por la gente de abajo, por los humildes. Lo sé a ciencia cierta, el presidente Mejía, como él mismo dice, “ni robó, ni mató”.

A él le agradezco todas las veces que me ayudó a ayudar a miles de pacientes. Las puertas de su despacho siempre estuvieron abiertas para mí cuando acudía en busca de ayuda para los enfermos de cualquier punto del país. La sensibilidad del presidente me dejaba impresionado. .
Le agradezco su respaldo como se lo agradecen cientos, miles, de hombres y mujeres que recibieron la solidaridad del gobierno a través del presidente. Confieso que todas las veces que vi al Presidente actuar lo vi integro, humano, solidario, apegado a sus principios, a su amor a Dios.
En los últimos días de su Presidencia, me dijo: “Víctor, no le guardes rencor a nadie, la gente no es mala, la gente es buena, pero no olvides la condición humana de los demás, trata de que todo te resbale, que no te haga daño. El tiempo se encarga de ponerlo todo en su lugar”.

Al Presidente Mejía, a Hipólito, yo lo estimo, soy su amigo, y creo en él, por convicción, por experiencias vividas a su lado. Quiero que él sepa que puede contar conmigo, si de algo le sirve. ¡Ojala el país se le siga quitando el velo de la mentira, y pueda volver a contar con Hipólito como Presidente de la República! ¡Ojalá!.

Felicidades Presidente, Amigo, larga vida, salud y éxitos

Su amigo
Victor Atallah

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