lunes, 4 de junio de 2012

ARTICULO DE LA DRA. MILAGROS ORTIZ BOSCH "No me voy a morir"

La democracia necesita demócratas. Cuando al margen de sus norma se establece una dirección desconocedora de las reglas del sistema se termina por lesionar su esencia lesiona su esencia quien busca la consagración de su liderazgo al margen de los ciudadanos que cree representar. Con el Pacto de las Corbatas Azules vulneró Miguel Vargas su proceso normal de crecimiento al aceptar ser designado líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) por el líder del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). En ese acuerdo se aceptaron las posibilidades de retorno al poder, de ahora y después, de aquellos que el proceso iba superando. Se presentó como buena la reelección que nunca quiso José Francisco Peña Gómez. Y ahora, en esta oportunidad, dos millones doscientos mil ciudadanos dijeron donde querían que estuviera el Presidente del PRD. Y el Presidente no estuvo.

Alguien podrá ilusionarse con las oportunidades de participación que puede crear el Plebiscito y la Consulta, y yo les replico que mientras se mantenga el control de los poderes públicos centralizados y las leyes que lo reglamentan estén esperando por la acción del Congreso, el Plebiscito y la Consulta son artículos. Son ilusiones. Estamos obligados a actuar nosotros, a defender el derecho a elegir en libertad, sin complicidades, solo que para lograrle hay compañías que crean dudas y las que requerimos no aceptan confusiones.

Volviendo al pasado fue tal la satisfacción por la consagración de liderazgo que quedó comprometido con una Reforma Constitucional que hizo posible el control de los poderes públicos por el Presidente del bautizo y retrotraer los Poderes judicial y electoral a etapas superadas en la crisis de 1994.

De repente el PRD de la democracia, de las batallas por el voto secreto y de colores, el que devolvió a los cuarteles a los militares, el que consagró la libertad de las ideas, el que facilitó los balances del Poder, en la coquetería del azul de las corbatas, validó el retroceso del derecho a elegir en libertad y convertir en mayoría la oportunidad de votar para vencer el clientelismo y el uso inadecuado de los fondos públicos. Quien facilitó esos hechos, no dimensionó sus consecuencias y no genera confianza para cambiar el proceso electoral dominicano. Creo en su separación del Partido Revolucionario Dominicano.

En la euforia de las corbatas, organizó Miguel Vargas las dos Convenciones con más desconocimientos de resultados que el Partido Revolucionario Dominicano haya realizado en su historia, sin olvidar que dispuso la sustitución de Tirso Mejia Ricart como su organizador y Hugo Tolentino se vio obligado a renunciar a su presidencia, fue lógico, que conociendo la historia del PRD, por encima de la dirección, se hiciera mayoría la candidatura de Hipólito Mejía. Al PRD le ha importado la democracia. Es su esencia.

Lo que vendría después, muy dentro de “hacer lo que nunca se hizo” lo realizó Miguel Vargas Maldonado: enseñó el voto, que es igual que anularlo por violación a la Ley electoral. La cobertura quedó al descubierto y entonces supimos por qué despreció las caravanas y se sintió ofendido con la sola idea de subir a una patana. 

Todos los que hemos conocido la importancia de subirnos a patanas y participar en caravanas recordamos a Peña Gómez moribundo, entregado a un proceso cuyo triunfo sabía no disfrutaría, pero lo hacía en beneficio de la República Dominicana, del Partido Revolucionario Dominicano y de la gente del pueblo (sus bases). No fue nunca el resentimiento sino servir a la sociedad partiendo del respeto a la voluntad ciudadana. Por experiencia, se que solo cinco minutos necesita la aceptación de la derrota. 

El conocimiento superficial de la democracia es lo que le lleva Miguel Vargas a obviar la convocatoria de los organismos ¿cuántos conocemos? Al dirigir sin escucharlos se olvida que el delegatario debe convocarlos porque los reglamentos demandan y requieren esa validación.

Al hacer comparación del accionar de Miguel Vargas con la conducta de José Francisco Peña Gómez y recordar su valentía para recrear el Partido Revolucionario Dominicano se fortalece mi decisión de ahora. No debemos permitir que la dirección de la oposición este en manos de quien no supo interpretar el sentimiento de cambio que expresaba el pueblo dominicano. 

La edad no me hace irresponsable, ni mucho menos me resta capacidad de juicio. Dramático para mi vida sería morir desdiciendo lo que he sido. Los que aprendieron mi nombre pero nunca me conocieron, no deben preocuparse por mí, no lo hicieron cuando tuve a punto de ser expulsada junto a Emmanuel Esquea y Hugo Tolentino por el delito de conducir con seriedad la pasada Convención, ni mucho menos cuando “el de la corbata azul” quiso prohibir mi participación en la presentación de esos resultados. Quienes han cuestionado los resultados de la Convención que dirigimos han intentado manchar la vida que ahora les preocupa. 

El país, mi familia, mis conciudadanos y compañeros saben que nuestra conducta siempre estará abrazada a principios y a la honestidad, jamás en el miedo a un juicio histórico que hace tiempo dejó de interesar a quienes hoy lo invocan.

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