sábado, 18 de agosto de 2018

“PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE LAS MIPYMES, UNA MIRADA DESDE SANTIAGO”

Amigos todos:
 
Deseo comenzar dando las gracias a la Federación Nacional de Pequeños y Medianos Empresarios de la ciudad y el municipio de Santiago, en la persona de su presidente Ingeniero Elvin Vargas, por su invitación a participar en este evento sobre el fomento y desarrollo de las MIPYMES.

Siempre es grato para mí venir a Santiago, no solo porque aquí tengo mis raíces, sino también porque tengo un compromiso muy particular con el desarrollo integral de esta laboriosa provincia.

 Hablar del desarrollo de Santiago nos obliga a situar la provincia en su contexto regional.

En efecto, esta provincia es el centro estratégico del desarrollo económico, social y político de toda la región norte del país, incluyendo el gran Cibao, la línea noroeste y la costa atlántica.

Por eso, hablaré sobre la creación de espacios para el fomento y el desarrollo de las MIPYMES situando a la provincia de Santiago en un contexto regional y nacional.

Mi exposición consta de tres partes.

En la primera, haré referencia a numerosos temas propios del mundo de la MIPYMES, particularmente su vinculación con las políticas públicas formuladas por el gobierno y el sector privado.

En segundo lugar, me referiré al papel que, en mi opinión, pueden jugar las MIPYMES en el desarrollo integral de esta provincia.

Por último, presentaré un conjunto de propuestas y sugerencias para el fortalecimiento de las MIPYMES a nivel local, regional y nacional.

Para empezar, los datos más recientes reportan que en el país hay cerca de un millón trescientas cincuenta mil MIPYMES. De ese total, se estima que el 90% es informal.

Una particularidad de este tipo de empresas es su diversidad.

Es decir, que en ese mundo existen las microempresas, con un máximo de diez trabajadores y operaciones anuales de hasta ocho millones de pesos dominicanos.
 
Al mismo tiempo, están las pequeñas empresas, que tienen entre once a cincuenta trabajadores y operaciones anuales de hasta 54 millones de pesos dominicanos.

Por último, están las medianas empresas en las cuales laboran de 51 a 150 empleados y cuyas operaciones anuales llegan hasta los 202 millones de pesos.

Las cifras más recientes reportan que las MIPYMES generan alrededor del 39% del Producto Bruto Interno y emplean cerca de dos millones doscientas mil personas.

Esas son cifras impresionantes, que muestran que el desarrollo económico y social del país es el resultado de la articulación de las grandes empresas con miles de empleados y las MIPYMES.

Es importante destacar que aproximadamente el 80% de las MIPYMES opera en las zonas urbanas, y que la mayoría se dedica al comercio y, en menor grado, a los servicios.

Igualmente, llama la atención que cerca de 60% de las MIPYMES compra la materia prima a los mayoristas y apenas el 10% directamente a los productores.

Más aún, al menos el 15% de estas empresas no contratan mano de obra, es decir, que son gestionadas y operadas por individuos o familias.

Una característica importante de estas empresas es que un alto número de las mismas está encabezado por mujeres, quienes en su mayoría son jefas de hogares.

Un elemento común a esas empresas es que la mayoría, además de ser proyectos económicos, son la expresión de proyectos personales, familiares o comunitarios.

Es decir, este tipo de empresas, usualmente forman parte de la decisión de una persona o un grupo de personas para superar la exclusión social.

Por lo anterior, considero atinado decir que las MIPYMES son espacios de creación de oportunidades. Y en esos espacios hay fortalezas y debilidades.

¿Cuáles son esas fortalezas?
 
En primer lugar, muchas MIPYMES pueden ser iniciadas con un capital modesto y un personal reducido.

En segundo lugar, muchas MIPYMES tienen una flexibilidad inherente en términos del espacio físico donde desarrollan sus actividades.

En tercer lugar, se pueden ver los resultados a corto plazo de la inversión realizada, siempre que el mercado demande el servicio o las mercancías propias de cada empresa.

¿Cuáles son las debilidades?

En primer lugar, la evidencia muestra que las deficiencias gerenciales pueden hacer fracasar rápidamente cualquier MIPYME.

Es decir, no es lo mismo tener una buena idea que gestionar de manera rentable una de estas empresas. Por eso no es sorpresa que un poco más del 70% de las MIPYMES fracasa.

En segundo lugar, el desconocimiento de cómo funciona el mercado usualmente lleva a pérdidas importantes, que se sustraen el capital invertido.

En tercer lugar, el proceso de formalización no siempre es una garantía de éxito, ya que el mismo puede implicar incremento en los costos de operaciones que reducen la rentabilidad.

Es, justamente, porque esas fortalezas y debilidades existen que debemos ver cómo las políticas públicas pueden beneficiar o perjudicar a las MIPYMES.

El primer elemento de esas políticas públicas es el marco institucional que regula sus operaciones.

Tal como señalan los estudios más recientes sobre este tema, el éxito de las MIPYMES guarda una estrecha relación con variables tales como:
  1.     El marco institucional que regula las MIPYMES
  2.     La rentabilidad de la empresa
  3.     La destreza y el conocimiento de gestión empresarial por parte de los propietarios de la empresa
  4.     El volumen de venta de la empresa
  5.     El número de trabajadores
  6.     El mercado y sus consumidores
  7.     El capital propio invertido por quienes crean la empresa
  8.     El acceso a préstamos (luego de iniciar las operaciones)
  9.     La capacitación de la mano de obra
  10.     El entorno macroeconómico nacional
  11.     El contexto internacional
Como señalé en una conferencia anterior sobre este tema, de esas variables hay seis que merecen atención especial, a saber:
  1.     Las destrezas gerenciales de los propietarios de las MIPYMES
  2.     La capacitación del personal
  3.     El acceso a préstamos
  4.     El mercado
  5.     La capacidad de innovar
  6.     El marco institucional
Un ejemplo de la importancia del marco institucional es el debate que existe hoy sobre el impacto que podría tener sobre el crecimiento productivo del país la reciente medida del Ministerio de Industria y Comercio y MIPYMES que elimina el anticipo del pago de impuestos por parte de las microempresas.

Como indica este Ministerio en su disposición, para las microempresas habrá una tasa única del pago de impuesto sobre la renta y el Itebis, en cuotas distribuidas en un año, sin tener que pagar anticipos ni enviar a la administración tributaria los formularios exigidos en el régimen ordinario.

Este debate aborda un tema muy relevante para el sector, ya que nos obliga a buscar soluciones a la forma más eficiente de articular la protección a las MIPYMES con su capacidad de crecimiento en términos cuantitativos y cualitativos.

Es decir, parece que no basta con la simple exoneración del pago del anticipo sino que necesitamos otras medidas para asegurar la sostenibilidad de todo el sector.

Más allá de ese debate, creo que la decisión de este Ministerio muestra que las entidades que representan al sector han sabido ganarse su espacio en el marco institucional del país.

En términos generales, podemos afirmar que este es un buen momento para que las MIPYMES se consoliden y crezcan.

El desafío que tiene el sector es organizarse para definir una agenda coherente que le permita, en el menor tiempo posible, funcionar con garantía de financiamiento, con capacidad para ser sostenible y con un satisfactorio nivel de rentabilidad.

La pregunta que debemos hacernos es:

¿Cómo pueden las MIPYMES contribuir al desarrollo económico y social de la ciudad y el municipio de Santiago?

Para responder esa pregunta, demos una mirada a nuestra provincia.

En primer lugar, Santiago es el centro estratégico de la vida económica, social y política del Cibao y las regiones periféricas.

Estudios recientes muestran que el 63.7% de su población tiene menos de 34 años. Ese hecho representa una gran oportunidad, siempre y cuando se logre insertar esta juventud al trabajo productivo, incluyendo las MIPYMES.

Por otro lado, el índice de desarrollo humano de Santiago y los niveles de pobreza están entre los mejores del país.

Ese elevado índice de desarrollo humano se debe, obviamente, al probado espíritu emprendedor de los santiagueros y las santiagueras.

Ese espíritu emprendedor ha hecho crecer nuestra provincia en términos económicos y sociales a lo largo de la historia.

Un dato significativo es que Santiago dispone de varios de los principales centros de educación superior del país, entre los que destacan la Universidad Católica Madre y Maestra; la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA); la Universidad Autónoma de Santo Domingo; y, la Universidad ISA, entre otros.
 
Según el censo del año 2010, la población de Santiago en esa fecha era de 963,422 habitantes, con igual proporción de hombres y mujeres. De ese total, el 76% vive en la zona urbana y el 24% en la zona rural.

Este dato es relevante porque es justamente la población urbana que demanda muchos de los bienes y servicios que ofrecen y pueden ofrecer las MIPYMES.

Baste mencionar, como ejemplos ilustrativos, la oferta de comida rápida, transporte, centros de diversión, el comercio de minoristas y salones de belleza, entre otros.

Fruto del vigor de sus actividades económicas, en el año 2013 la provincia de Santiago ocupó el lugar número tres, a nivel nacional, en empleos generados.

En efecto, aquí se generó el once por ciento del total nacional de nuevos empleos.

Obviamente, sabemos que muchos de esos empleos son de carácter informal. Más aún, muchos de esos empleos son generados por las MIPYMES.

Un dato importante es que, para el año 2013, la tasa de desempleo en Santiago era de 5.4%, lo cual es significativamente inferior al promedio nacional de 7.0%.

Esa realidad está confirmada por los datos que muestran que en el año 2013, en Santiago, los trabajadores por cuenta propia representaban el 34.2% de la población ocupada, mientras que los empleados a sueldo o salario representaban el 46.1%.

En términos de clústeres estratégicos de esta provincia, sobresale el peso del sector agropecuario, en gran medida por la producción de tabaco.

La agricultura provincial está directamente vinculada al elevado número de agroindustrias que existen a nivel local.

Además, la provincia tiene una diversa gama de productores agrícolas medianos y pequeños, muchos de los cuales exportan sus productos.

En el clúster logístico, el Aeropuerto Internacional del Cibao es una ventaja competitiva para esta provincia.

Un ejemplo de esto es que, a través del mismo, podemos exportar bienes producidos localmente hacia los mercados internacionales, especialmente a los Estados Unidos.

Las Zonas Francas y el procesamiento y conservación de carnes son actividades económicas de singular importancia para la provincia. También son relevantes el sector textil y el del calzado.

Por otro lado, en términos de servicios de salud, Santiago tiene una amplia y variada oferta, ya que cuenta con centros médicos privados y hospitales públicos de alta calidad.


En materia de procesamiento de productos minerales, metálicos y no metálicos, aquí se fabrica cemento, cal, yeso, piedra caliza y otras materias primas, tales como el ámbar que involucra a varias MIPYMES.

Finalmente, en materia de tecnologías de la información, las zonas francas de esta provincia han potenciado su uso y desarrollo. Estratégicamente eso es vital para nuestro desarrollo integral.

Señoras y señores:

Me identifico plenamente con lo planteado por la Federación Nacional de Pequeños y Medianos Empresarios de Santiago, en el sentido de que el desarrollo sostenible de esta provincia y de esta ciudad está íntimamente vinculado con el fortalecimiento de las MIPYMES.

Por eso, me permito presentar las siguientes propuestas:

En primer lugar, propongo crear mecanismos ágiles para que las MIPYMES puedan operar adecuadamente en las zonas urbanas de mayor concentración poblacional.

Esto dinamizaría la vida nocturna de Santiago, especialmente en el casco histórico.

Obviamente, para hacer esto realidad, es necesaria la cooperación entre el gobierno municipal y el sector MIPYME.

Esta propuesta se basa en la experiencia de las grandes ciudades del mundo, donde la oferta de alimentos, bebidas y recreación sana contribuyen a la dinamización de la economía local y a la ampliación de la oferta para el turismo.

En segundo lugar, propongo fortalecer con capacitación y financiamiento adecuado y oportuno a las MIPYMES con potencial para la exportación.

El mercado de la diáspora dominicana, especialmente la de Estados Unidos, debe ser un objetivo prioritario para Santiago, por el hecho de tener un aeropuerto internacional, ubicado, literalmente, en el centro de la ciudad.

En tercer lugar, propongo crear programas especiales que vinculen a las MIPYMES con la producción y el comercio de artesanías. Aquí hay una larga tradición de artesanía, que puede ser aprovechada para la exportación y para la demanda local.

En cuarto lugar, propongo dar prioridad a la capacitación administrativa y gerencial de los dueños de las MIPYMES.  Así, podríamos reducir la mortalidad de estas empresas y aumentar su rentabilidad.

En quinto lugar, propongo que el Ministerio de Industria y Comercio y MIPYMES, procure que la ventanilla especializada para el sector sea ágil y que, de verdad, ofrezca todos los servicios que requiere el sector.

Esto es especialmente crucial en lo relacionado con financiamiento, capacitación, trámites legales, promoción de mercados y construcción de infraestructura, entre otros.

En sexto lugar, propongo fortalecer el área de la tecnología de información y comunicación (TIC) a fin de que las micro, pequeñas y medianas empresas hagan uso de esos recursos de forma regular y puedan aprovechar las ventajas que esas tecnologías ofrecen.
 
En séptimo lugar, propongo dar prioridad al financiamiento de aquellas MIPYMES que más contribuyan a la generación de empleos.

En octavo lugar, propongo la creación de una alianza entre los productores agropecuarios de la provincia con los propietarios de las MIPYMES a nivel urbano.

Un resultado concreto de esa alianza sería que muchos de esos productos agropecuarios sean empacados, procesados y comercializados por MIPYMES urbanas, generan así empleos y beneficios tanto en el campo como en la ciudad.

En noveno lugar, propongo la formación de una alianza estratégica entre las MIPYMES y las cooperativas de la provincia a los fines de apoyarse mutuamente.

Un ejemplo de ese potencial es el de la cooperativa San José de las Matas, que es una de las más antiguas y sólidas del país. La misma tiene capital para financiar microempresas de ese municipio para producir bienes a ser comercializados por MIPYMES ubicadas en el casco urbano de Santiago.

Por último, permítanme reafirmar mi compromiso con el sector de las MIPYMES.

Sé muy bien que, para aumentar la rentabilidad y la sostenibilidad de este sector, se requiere el apoyo directo del Estado.

Ese apoyo debe servir para que ustedes, mis queridos amigos, no encuentren los obstáculos que hoy tienen para hacer exitosas sus empresas y para que puedan convertirlas en verdaderas fuentes de generación de riquezas.

Justamente, para apoyar los sueños y proyectos de hombre y mujeres como los que trabajan con las MIPYMES es que aspiro a ser Presidente de la República en el año 2020.

Tengan ustedes la certeza de que, en el gobierno que espero presidir, la marca MIPYME será visible desde el primer día de mi gestión.

Muchas gracias.


Santiago, R.D.

17 de agosto, 2018

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