domingo, 16 de junio de 2013

ARTICULO DE HIPOLITO MEJIA.

Resulta difícil entender que el gobierno haitiano afecte directamente a su pueblo, como si tuviera una doble agenda, puesto que crea desabastecimiento y encarece los productos 

Haití-RD, huevos y pollos 

La admisión de la ministra de Salud de que, por un error, el gobierno haitiano prohibió la importación de huevos y pollos dominicanos indica, en el mejor de los casos, que la misma fue precipitada. 

El simple rumor, por demás falso, de que República Dominicana está afectada por la gripe aviar, no es una razón válida para actuar de manera tan drástica sin confirmar la especie. 

Felizmente, República Dominicana no está afectada por la gripe aviar, en consecuencia, nuestros productos avícolas mantienen la misma calidad que hemos consumido haitianos y dominicanos durante los últimos años. 

Resulta difícil entender que el gobierno haitiano afecte directamente a su pueblo, como si tuviera una doble agenda, puesto que crea desabastecimiento y encarece los productos de primera necesidad que, de manera súbita, desaparecen del mercado, siendo su obligación principal favorecer el libre comercio.

El gobierno haitiano no actúa con la misma diligencia para evitar la invasión ilegal de sus ciudadanos hacia nuestro país. 

Es difícil entender la actitud de autoridades haitianas que, en múltiples ocasiones, cierran la frontera para impedir el ingreso de productos dominicanos, aún en detrimento de su propia población debido al desabastecimiento que se produce.

Quizás algunos juegan con castigar la oferta, para que se pueda negociar con los inventarios existentes y aumentar de manera ilegal e inhumana los precios de artículos de primera necesidad, de uso diario.

El cierre de la frontera, hasta caprichoso en ocasiones, que impide el paso de alimentos, medicinas y otros bienes de consumo, afecta tanto a la población haitiana, como a empresarios y productores dominicanos. 

La producción de alimentos es un proceso difícil, costoso y requiere de una planificación que contribuya a fijar metas con el propósito de abastecer los mercados consumidores. 

Esa planificación de los productores dominicanos se rompe de manera cíclica cuando una u otra autoridad haitiana decide cerrar el comercio fronterizo.

El daño al productor dominicano es muy grave dado que los mercados no se improvisan, los mercados se trabajan, se conquista la confianza como proveedor seguro y, de esa manera, se tiene un espacio permanente para colocar la producción. El daño es particularmente severo cuando se trata de productos perecederos a corto plazo. 

Dado que Haití es un pueblo carente de todo, los productores dominicanos han abastecido de manera continua y segura muchas de las necesidades alimenticias del vecino país.

Mientras, por un lado, las dificultades del pueblo haitiano aumentan con el incremento de los precios, los productores dominicanos pierden el fruto de sus cosechas, de la venta de huevos y pollos.

Las relaciones políticas entre los pueblos haitiano y dominicano han tenido grandes diferencias y dificultades, pero siempre nuestra generosidad ha estado presente cuando ha sido necesario acudir en auxilio de nuestros vecinos como ocurrió durante la crisis provocada por el terremoto que afectó Haití profundamente, entonces los dominicanos borramos la frontera en una demostración de solidaridad de la cual nos sentimos orgullosos. 

Es justo reconocer que los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana han sido condescendientes y elegantes con el pueblo haitiano. 

Incluso el gobierno dominicano, entonces presidido por el doctor Leonel Fernández, regaló una universidad al pueblo haitiano, para mostrar, con un solo botón, cuán amplia fue nuestra colaboración ante tan terrible tragedia.

El presidente Danilo Medina ha mantenido una amistad cordial con el presidente haitiano, pero las buenas relaciones entre los países van más allá de los simples cumplidos y cortesías diplomáticas, intercambiadas muchas veces de manera hipócrita. 

En todos los foros donde participamos mientras ejercíamos la Presidencia de la República, demandamos la solidaridad hacia el desarrollo del pueblo haitiano en la búsqueda de un destino mejor. 

Una decisión política basada en un rumor es una decisión que oculta intenciones no santas. El desagradecido olvida con una rapidez que asombra y aparentemente estamos ante un ejercicio desagradable de falta de reconocimiento. Hay quienes entienden que las relaciones son buenas cuando reciben beneficios olvidando aquella frase lapidaria según la cual: manos que dan esperan.

Crear crisis artificiales es un modo de agriar relaciones sin que, de inmediato, se conozca su alcance pero más temprano que tarde el pueblo haitiano y los productores dominicanos sabrán lo que se oculta tras la desafortunada decisión de impedir el paso de alimentos hacia Haití. 

Resolver la crisis debe ser fruto de un ejercicio de buena fe y de un protocolo de entendimiento donde se fijen las condiciones para que ambas partes queden satisfechas. 

Publicado por El Nacional
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2013/6/15/162950/Haiti-RD-huevos-y-pollos

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