Dominicanas y dominicanos:
Tuve la honra y el honor de representar
como candidato a la presidencia de la República, al Partido
Revolucionario Dominicano y a los partidos Movimiento Democrático
Alternativo, Revolucionario Social Demócrata, Demócrata Institucional,
Humanista Dominicano y Alianza Social Dominicana, así como a cientos de
movimientos de apoyo, organizaciones religiosas y de ciudadanos
independientes.
Durante todo ese proceso, competí en
buena lid y me empeñé en hacer que mi candidatura resultara ganadora, ya
que la misma representaba las más legítimas aspiraciones del pueblo
dominicano.
Los resultados del proceso electoral
que acaba de concluir, han confirmado mi denuncia a lo largo de la
campaña de que estábamos asistiendo a los comicios más desiguales que
recuerda la República Dominicana desde la dictadura de Trujillo.
En los días previos al proceso y
durante el desarrollo de las elecciones, la opinión pública pudo ser
testigo de múltiples atropellos de las fuerzas del gobierno contra
muchos de mis seguidores. Entre esas violaciones podemos señalar las
siguientes:
El uso abusivo e indecente de los recursos del Estado en franca violación de la Constitución y las leyes del país.
La abstención inducida mediante la
compra masiva de cédulas, compra de voluntades y la intimidación de la
población para que no acudiera a votar.
El apresamiento de dirigentes opositores en violación a los derechos civiles y políticos
El control abusivo de los medios de comunicación.
También vimos con indignación la
intromisión descarada del Presidente de la República en la campaña
electoral y en las decisiones del Tribunal Superior Electoral para
anular alianzas de partidos que apoyaban nuestra candidatura.
Así como el papel parcializado del
Presidente de la Junta Central Electoral en violación a la ley y los
reglamentos que norman la organización del proceso electoral.
Estos hechos constituyen un retroceso a la época de los gobiernos totalitarios.
A pesar de que competimos en
condiciones muy desfavorables, el Partido Revolucionario Dominicano y
sus aliados recibieron una alta votación que nos llena de orgullo.
Ese hecho reafirma al Partido Revolucionario Dominicano como la principal fuerza política del país.
Doy las gracias a los partidos aliados,
a los reformistas que militantemente apoyaron nuestra candidatura, al
Sector Externo y en especial a mis compañeras y compañeros del Partido
Revolucionario Dominicano, por su espíritu de lucha y por la valentía
con que se enfrentaron a toda suerte de manipulaciones y tentaciones,
demostrando así su lealtad y amor a los principios y valores en que
descansa nuestra organización política y el legado del doctor José
Francisco Peña Gómez.
Del mismo modo, agradezco a la entidad
Ciudadanos por la Democracia y a las organizaciones religiosas,
comunitarias y de la Sociedad Civil que confiaron en nuestras propuestas
para adecentar la política y trabajar por el bien común.
Quiero decir con toda claridad y
firmeza que los resultados ofrecidos al país por la Junta Central
Electoral son el producto de la manipulación y el abuso de poder y no la
expresión de la voluntad libérrima del pueblo, lo que es inaceptable
para un demócrata como yo.
A la luz de lo dicho y ante la realidad
de que más de dos millones de dominicanas y dominicanos, desafiaron el
poder absoluto y depositaron su voto a favor de nuestra candidatura,
asumo mi rol de líder de la oposición en defensa del interés nacional y
la preservación de la paz y la tranquilidad de la familia dominicana.
Por eso, hago un llamado a la unidad de
todos los dominicanos y dominicanas para que trabajemos juntos por el
fortalecimiento del sistema democrático, por la aprobación de la Ley de
Partidos Políticos y de una nueva Ley Electoral, porque con eso
garantizaremos que esta será la última vez que se vulnere la voluntad
del pueblo.
Que Dios nos bendiga a todos y todas.
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